Se ha dicho del viejo reino de Navarra que es un mapamundi del vino en miniatura. Tal es su diversidad de climas, suelos, altitudes y variedades de uva, incluidas algunas de las principales del planeta, que llegaron a la Península a través de su privilegiado territorio. Cuna de blancos al estilo de Borgoña (fermentaciones de chardonnay en barrica) y pionera en la dignificación de los rosados españoles, la DO Navarra parece apostar hoy fuerte por los tintos, sacudiéndose la alargada sombra de su vecina Rioja.
Tuvimos la ocasión hace unos días de probar la veintena de vinos ganadores del concurso de calidad anual que celebra el Consejo Regulador. Convocados por su presidente, David Palacios, no dudamos en acercarnos al restaurante madrileño La Huerta de Tudela, escenario de la degustación. De las botellas catadas, que, como ya se ha dicho, habían pasado el riguroso filtro del jurado del certamen, nos gustaron especialmente cinco tintos, a los que los buenos aficionados harían bien en seguir la pista. A saber:
CASTILLO DE MONJARDÍN CRIANZA 2015 (6,78 €). De la bodega del mismo nombre, concretamente de uvas de su parcela Los Carasoles, se trata de un ensamblaje de cabernet sauvignon (40%), tempranillo (40) y merlot, con una crianza de 12 meses en barrica de 300 litros de roble francés y americano. Nariz de fruta negra y tueste, boca gustosa y equilibrada, de cuerpo medio y notable acidez. Ideal para un tapeo de altura.
OCHOA RESERVA 2011 (13,50 €). Similar composición varietal que el precedente -55% de tempranillo, 30 de merlot y 15 de cabernet sauvignon- con 18 meses de barrica, entre francesa y roble americano. Poderío y complejidad en la nariz, donde no es difícil rastrear aromas de cacao y pimentón, moras maduras, tomate de lata y arenque ahumado. Aún más grande en el paladar, donde exhibe su poderosa estructura, a la que no es ajena una tersa acidez que lo hará mejorar durante bastante tiempo. Excelente compañía para platos de caza y setas.
ARS NOVA 2013 (9 €). Cabernet sauvignon, tempranillo y merlot parece que es, en distintas proporciones (sin especificar en este caso), la fórmula que se impone en el universo del tinto navarro. De esta botella salida de la bodega Tandem, con nueve meses en barrica de 300 l y otros 24 en depósito de hormigón, nos atrae la armonía de su canónica nariz (fruta, especias y laurel, todo en equilibrio) y su frescura en el paladar, que no está reñida con una estructura y cuerpo más que notables. Nos lo beberíamos con una lamprea a la bordelesa.
OTAZU PREMIUM CUVÉE 2014 (11,37 €). De nuevo las galas cabernet y merlot junto a la local tempranillo en la composición de este tinto de 12 meses de maduración en roble francés de distintas procedencias. En su nariz encontramos elegantes aromas especiados (canela, vainilla) y de frutilla silvestre (cassis) antes de llegar a un paladar gustoso, de tacto mullido y aterciopelado, y paso ampuloso sobre la lengua. El asado castellano de lechazo le iría como un guante.
LADERAS DE INURRIETA 2015 (27,79 €). Bodegas Inurrieta, otra de las referencias de la nueva Navarra vinícola, se aparta del trío de variedades del que venimos hablando y propone este graciano 100%, uva que exhibe su vivacidad de flores y frutilla roja tanto en la nariz como en la boca, donde destaca su frescura, amplitud y persistencia. Las carnes gelatinosas (rabo de toro) y el gallo de corral encajarían bien con este vino.