Iniciamos una sección semanal dedicada a tapas en la concurrida barra de Malacatín (La Ruda, 5. Tel. 91 365 52 41), emblemático templo de la cocina castiza de la capital, con su monumental cocido como buque insignia. En las horas punta, aquí lo importante es conseguir hacerse un hueco en la barra. Una vez logrado (hay días en los que no es fácil), a defenderlo con uñas y –nunca mejor dicho- dientes.
Si el cuerpo no pide un cocido completo o no hemos conseguido reservar mesa (cosa que sucede con frecuencia), en el mostrador pueden servirnos una versión abreviada del plato emblemático de la casa (y de la mayoría de los de la carta). Desde una pringá extraída del puchero hasta su ropa vieja o el contundente –y sabrosísimo- chorizo leonés. Desde unas estupendas anchoas del Cantábrico o unas conservas de postín (berberechos de la ría, chipirones en aceite de calidad, mejillones en escabeche) hasta una empanada gallega o, cuando llega la temporada, una sartén de setas.
Y si queda apetito (o, mejor, para una nueva visita), nada como inclinarse por los huevos fritos con pisto, las albóndigas de ternera o los preceptivos callos a la madrileña… Sabores auténticos donde los haya. Para beber, buenas cañas, vermut de grifo y un más que interesante surtido de vinos. En caso de duda hay que dejarse aconsejar por José Alberto Rodríguez, a los mandos de la sala.