Lías, cepas viejas, terroir: LOS ALBARIÑOS DEL FUTURO

Vendimia Pazo Señorans

Vendimia en Pazo de Señorans / PS

Los responsables de Rías Baixas, encabezados por Juan Gil de Araujo, nuevo presidente de la denominación de origen y propietario del histórico Pazo de Fefiñanes, acaban de anunciar que la añada de 2011 ha sido calificada de “muy buena”, como las pasadas 2010 y 2009. Una estupenda noticia para los seguidores de los albariños gallegos, sobre todo si se tiene en cuenta que ese año, con más de 40 millones de kilos de uva, supone un récord histórico de producción en la zona. Como es bien sabido, en el mundo del vino calidad y cantidad raramente caminan de la mano.

Quizá por eso el flamante mandatario del vino pontevedrés alude al trabajo de la viña cuando se le pregunta sobre sus planes de futuro. “Debemos mejorar la percepción que hay en Rías Baixas sobre la importancia de una buena viticultura, respetuosa cosecha tras cosecha con el necesario equilibrio entre el volumen y la calidad de los vinos. Saldremos ganando todas las partes, agricultores, bodegueros y consumidores”.

SUBE LA CALIDAD. Esta demarcación vinícola conoce tal vez los momentos más dulces de su existencia. Aumentan las ventas interiores y las exportaciones (que este año han alcanzado el 20 por ciento del total, con importantes mercados al alza como el estadounidense) y sube la calidad media de los vinos, hasta el punto de que cada día son más las casas que no se conforman con obtener un buen albariño joven a secas y comienzan a dedicar sus mejores uvas a las elaboraciones especiales, léase contacto con la barrica y, sobre todo, crianzas sobre lías (restos de levaduras tras la fermentación) en depósito de acero, técnica que permite desarrollar todo el potencial aromático y gustativo de los vinos al tiempo que mejora su textura y aumenta su longevidad.

Escudo Fefiñanes

Escudo del Pazo de Fefiñanes / PF

Iniciado hace más de tres lustros por Marisol Bueno y la enóloga Ana Quintela en Pazo de Señorans con su Selección de Añada, este sistema de maduración sobre lías ha terminado por imponerse en el segmento de los albariños que actualmente copan las preferencias de la crítica y los buenos aficionados. Es el caso de una buena parte de las principales bodegas del Salnés, menos beneficiada por el sol que otras subzonas de la denominación de origen, donde etiquetas como el Do Ferreiro Cepas Vellas, el Finca Valiñas de Mar de Frades, el Zárate Bolado, el propio Albariño de Fefiñanes III Año o la edición especial Martín Códax Lías, firmado por el líder absoluto de exportación al mercado americano, elevan el listón de la calidad cosecha tras cosecha.

Pero no sólo es en el húmedo Salnés donde se recurre a esta fórmula para realzar el perfil organoléptico de los mejores vinos. También en el Condado do Tea -alrededores de Salvaterra do Miño- vienen echando mano de ella desde hace algunos años los enólogos de vanguardia, como saben bien quienes siguen la trayectoria de marcas como Sanamaro, el top de la gama de vinos de Pelayo de la Mata en su Pazo San Mauro; Lusco Pazo Piñeiro, uno de los albariños de parcela más celebrados por la crítica en los últimos tiempos, o La Val Sobre Lías, fruto de una singular crianza de cinco años en la que se reponen los restos de levaduras con los procedentes de cada cosecha.

LA VITICULTURA DEL FUTURO. Incluso en el plácido O Rosal -productor de blancos con un plus de amabilidad debido a una mayor insolación y a la presencia de otras viníferas junto al albariño, como caíño o loureiro- comienzan a seguir ese camino de excelencia, en el que se ha situado recientemente Terras Gauda -bodega de referencia del tramo final del Miño- con su edición limitada (apenas 7.000 botellas) de La Mar. Las últimas técnicas del vino ensanchan por momentos el horizonte de calidad de los blancos del noroeste.

Con todo, poco es lo que puede hacer la enología si no se parte de una uva en perfectas condiciones de desarrollo y madurez, lo que casi nunca es compatible con altos rendimientos en el viñedo. De ahí que cada día los cosecheros y elaboradores apuesten con más fuerza por los albariños de cepas entradas en años o de pequeñas parcelas de calidad contrastada. Ésa, la viticultura del futuro, parece ser la principal apuesta del equipo presidido por Juan Gil de Araujo para los próximos cuatro años. Sin duda, una excelente noticia para el enófilo. J.R. Peiró (METRÓPOLI, julio 2012)

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