Desde el pasado septiembre, Andreas Kubach es uno de los dos nuevos representantes españoles (el otro es Fernando Mora) en el selecto club de los Masters of Wine. Se suman a Pedro Ballesteros en lo que alguien ha llamado la Orden Jedi del vino, que cuenta en el mundo con 369 miembros repartidos en 29 países. Fundador y director general de Península Vinicultores (Fontana, Quinta de Quercus, Mesta), Andreas Kubach, nacido en Fráncfort (Alemania) en 1971, lleva más de dos décadas en España dedicado a la bebida de Baco. Su formación en MBA y su dominio de cinco idiomas le han permitido gestionar no pocas bodegas de la Piel de Toro y defender sus vinos por el mundo antes de fundar su propio negocio. Su credo vinícola se puede resumir en autenticidad y sostenibilidad.
Pregunta.- ¿Qué aprende un empresario del vino, como usted, en el proceso de obtención del título de MW?
Respuesta.- A poner mis vinos en un contexto internacional, entender mejor cómo son percibidos en otros lugares. Personalmente, a mí, que venía de la gestión, preparar el examen me ha obligado a entrar a fondo en materias como la enología y la viticultura.
P.- ¿Cuánto de ciencia y cuánto de inspiración, o pasión, hay en un gran vino?
R.- Yo diría que ciencia y arte se combinan en un 50 por ciento. Cuanto más alto es el arte de un vino, más necesaria es la ciencia.
P.- ¿Un vino del mundo que usted considere modélico, una fuente en la que inspirarse?
R.- En un gran vino siempre hay una combinación casi mágica de elementos como placer sensorial, gastronómico, estético, cultural… Ayer mismo cené con un riesling de Dönnhoff y volví a sentir la emoción de esa mezcla de plenitud y equilibrio. Ocurre con cierta frecuencia. Si la diversidad es uno de los mayores tesoros del vino, por qué quedarnos con una sola marca.
P.- La autenticidad es una de sus máximas. ¿Se puede decir que todos los vinos naturales, aun con sus imperfecciones, son vinos auténticos?
R.- Llevamos 20 años con esto y aún no hay acuerdo para definir un vino ‘natural’. Si natural es poca intervención, bienvenido sea. Si esa no intervención impide que en un vino se exprese fielmente un terroir (uva, suelo, clima, personas), no me interesa. He probado vinos naturales fantásticos y otros horribles, esclavos de su naturalidad. Un vino natural mal hecho es el vino más industrial que puede existir. Porque refleja un proceso técnico y no un territorio.
P.- ¿A qué atribuye el bajo consumo español?
R.- Creo que no explicamos bien a la gente por qué hay que beber vino. Somos incapaces de articular un discurso sobre la enorme riqueza que encierra una botella. La geografía, el clima, la historia, la cultura, el trabajo artesanal que hay detrás.
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