Tras casi siglo y medio de andadura, Bodegas Torres lanza estos días su primer espumoso elaborado en España. Lo presentaron Mireia y Miguel Torres Maczassek hace unos días en Santa Margarida d’Agulladolç, finca propiedad de la familia en el Alt Penedès donde se elabora el nuevo vino. Se llama Esplendor Vardon Kennett.
Torres ha sido siempre el tercer coloso catalán del vino, con los elaboradores de cava Freixenet y Codorníu. Si los dos últimos han plantado cara al champán francés en los principales mercados del mundo desde hace muchas décadas con cifras de ventas mareantes, a Torres le queda el mérito de haber situado los vinos tranquilos españoles -los blancos y tintos tradicionales- en los principales escaparates vinícolas del planeta. No nos equivocamos si decimos que es la bodega que supo abrir antes que nadie, cuando la mayoría de las bodegas del país aún esperaba la revolución enológica de los pasados ochenta y noventa, los caminos de la exportación.
Tal vez por esta antigua división de papeles, los responsables de la bodega siempre habían dicho que cada uno a lo suyo cuando se les preguntaba si tenían previsto elaborar algún día un vino espumoso, situados como estaban y siguen estando en el corazón del mismísimo país del cava. Pero, finalmente, en cuanto se les ha presentado la ocasión de elaborar un espumoso excepcional –en ello han tenido mucho que ver los citados protagonistas de la presentación, la generación que va tomando las riendas del grupo bodeguero-, se han puesto manos a la obra.
No han reparado en medios. Uvas pinot noir (55%), chardonnay (40) y xarel.lo cuidadosamente vendimiadas y seleccionadas en las mejores parcelas del entorno, por encima de 500 m sobre el mar, garantía de frescura y correcta maduración. Fermentación parcial (12 por ciento) de los vinos base en barrica de roble francés. Segunda fermentación por el tradicional método ‘champenoise’ y crianza sobre lías en botella de, al menos, 30 meses… “Un vino”, son palabras de Mireia Torres, “en el que hemos buscado la elegancia desde la feminidad”.
HOMENAJE MERECIDO. ¿De dónde sale el exótico nombre de la bodega? cabría preguntarse. Daniel Vardon Kennett, cuyos restos descansan en la hermosa capilla del lugar, fue, a principios del s.XIX, propietario de la finca Santa Margarida, donde residió hasta el final de sus días. Ciudadano británico, nacido en la isla de Guernsey (canal de la Mancha), estableció en Barcelona un negocio de exportación de vinos. Allí conoció a su esposa, María Francisca de Ferrer, con quien inició una nueva vida entre viñedos. Los Torres, propietarios hoy de Santa Margarida, han querido rescatar del olvido la historia de quien supo ver la excepcionalidad de las viñas de este enclave del Alt Penedès y rendirle un merecido homenaje.
El primer espumoso de la casa, una edición limitada tras varias cosechas experimentales, seduce al bebedor con una nariz expresiva en la que no es difícil rastrear notas de fruta blanca, pomelo y naranjitas de la China (kumquats), que se superponen a otras de pastelería y tueste, con alguna que otra pincelada mineral. En boca llama la atención un carbónico excelentemente integrado (finísima burbuja), así como una frescura, amplitud y persistencia poco frecuentes. Un espumoso vivo e incitante, de los que no cansan, ideal para acompañar los bocados más exquisitos de la despensa marinera. Seguiremos con atención las próximas entregas de la marca.