Acaba de publicarse el número cero de Morrofino, una cabecera que a alguien le podría sonar a nombre de chiringuito de la Costa Amalfitana, pero que es la revista corporativa de la Asociación de Restaurantes de Buena Mesa, presidida por nuestro buen amigo Adolfo Muñoz, incansable mesonero y emprendedor en Toledo. De moderno diseño, con textos cuidados y fotos de calidad, la nueva revista rompe con una tradición de revistas gremiales que, salvo en muy contados casos, parecen vivir de espaldas a los postulados de la estética editorial de nuestros días. Tampoco es baladí que alguien se atreva a lanzarse al ruedo de las publicaciones de papel en plena era digital. Y menos con la que está cayendo en el sector de la prensa escrita.
FELIZ INICIATIVA. Si bien se trata de una publicación claramente dirigida a los profesionales del fogón, especialmente a los miembros de la Asociación, en sus páginas hay sitio para otros temas más o menos relacionados con la gastronomía. El ejemplar de su debut incluye, por ejemplo, un completo reportaje de producto (la sardina), con sus recetas; una incursión en el mundo del vino y las bodegas, una entrevista con el celebérrimo radiofonista Carlos Herrera y hasta un estupendo artículo sobre literatura firmado por Lola López Mondéjar. Una iniciativa editorial que es realmente de agradecer, sobre todo en estos tiempos en los que la comunicación escrita parece tener poco sitio más allá de los 140 caracteres de una conocida red social.
Se presentó la semana pasada en el Palacio de Comunicaciones de Madrid, con los buenos oficios de Mar Romero, maestra de ceremonias, y el verbo directo de Adolfo Muñoz, padre y padrino de la criatura. Nutrida asistencia de público al emblemático edificio de la Plaza de Cibeles y espléndido cóctel a base de platos de distintos restaurantes de la Asociación, buenos vinos y algunas delicatesen fuera de serie, como el jamón de Florencio Sanchidrián o las ostras de Sorlut, las más solicitadas –y celebradas- en el madrileño Mercado de San Miguel.