Las excelentes cosechas de 2010 y 2011 protagonizaron el último salón Novedades de los Vinos de Rioja, celebrado hace unos días en Madrid. La muestra, que alcanza su vigésima edición, reunió casi trescientos vinos –todos ellos puestos en el mercado a lo largo de 2014- de más de un centenar de casas elaboradoras.
Además de las categorías riojanas tradicionales -crianza, reserva, gran reserva-, y como viene siendo habitual en los últimos años, los presentes en la demostración tuvieron oportunidad de acercarse a los vinos agrupados bajo el epígrafe de “Vinos Genéricos” (los que no se acogen a los plazos mínimos de crianza estipulados), donde estaban, también como en ediciones anteriores, las botellas más interesantes.
DOS DE LAS MEJORES AÑADAS. Como sorpresa de última hora, los organizadores añadieron a los citados dos nuevos capítulos de vinos. Uno destinado a los obtenidos con una única variedad de uva –tempranillo blanco, graciano, maturana, garnacha, todas excepto la omnipresente tempranillo tinta- y otro, bastante prolífico por cierto, en el que se exhibían las etiquetas premiadas a lo largo del ejercicio en los innumerables concursos que se celebran en el mundo o que habían recibido buenas puntuaciones en las abundantes guías y publicaciones del género. Novedades bastante innecesarias –y hasta confusas- a nuestro entender, ya que muchas de las marcas podían haber quedado encuadradas en hasta tres grupos distintos.
Menudencias organizativas aparte, lo importante es que un año más pudimos degustar en primicia un buen número de referencias de dos de las mejores añadas de los últimos años en la Rioja. De la mencionada cosecha 2010 –climatología favorable y rendimientos moderados- nos gustaron especialmente tintos como Belezos (Bodegas Zugober, fina y especiada nariz, boca carnosa, de gran profundidad), Coto Real (El coto de Rioja, notas de mentol y tabaco inglés, poderoso paladar de terciopelo), Pagos de Viña Real (CUNE, finura y elegancia, vigoroso en boca, todo en armonía) o el Gómez Cruzado Honorable, un tinto de personalísimos aromas de herbolario (laurel, genciana) y soberbio esqueleto.
TINTOS CONCENTRADOS. La cosecha riojana de 2011 registró unos rendimientos aún más bajos que la precedente, lo que se tradujo en tintos muy aromáticos y de gran concentración. Como el cien por cien graciano Ondalán 100 Abades (ricos aromas de té y manzanilla, clavo y canela, firme constitución), el Colono Expresión de Señorío de las Viñas (complejos rasgos minerales y balsámicos –muy bordelés-, carnoso y frutal), el Pontac de Luis Alegre (fino y expresivo, gran estructura) o el Pujanza Norte, con una personalísima nariz de flores y cítricos, vigoroso y equilibrado.

Luis Alberto Lecea, presidente del Consejo Regulador, flanqueado por los sumilleres Custodio L. Zamarra y Javier Gila. / PCYC
Sin salir de la magnífica cosecha 2011 -si bien en un plano ligeramente más discreto- también nos llamó la atención la opulencia del Paco García Experiencia +1, una edición limitada de garnacha 100 por 100. Un tinto al que los enófilos y curiosos harían bien en seguir la pista, como a los LUR 2009 de Conjuro del Ciego (nariz de flores y humo), Aluén + 2008 de Bodegas Ruconia (una bomba de fruta), Padre Sarmiento 2008 de Tierra Antigua (especias dulces, gran entereza en boca), Merus 4C 2007 de Heredad de Baroja (curiosísimas notas punzantes en una nariz que se aleja del canon riojano) o Gorrebusto 2004 de Torre de San Millán, otro vino difícil de encasillar, balsámica y profunda nariz, paladar joven, de una pieza, a pesar de sus 10 años de vida.
Una sesión interesante, como es habitual, y una demostración de la capacidad del gigante riojano para reinventarse cuando parece que en materia de vinos ya está todo escrito. J.R. Peiró (METRÓPOLI)