
Pazo San Mauro, la propiedad de Marqués de Vargas en el Condado do Tea (Rías Baixas). / MARQUÉS DE VARGAS
Encuentro en Santceloni (Paseo de la Castellana, 57. Tel. 91 210 88 40. Madrid) con Pelayo de la Mata para probar algunas novedades del grupo Bodegas y Viñedos del Marqués de Vargas. En concreto, dos tintos de la matriz riojana, un blanco de Pazo San Mauro (Rías Baixas) y sendos champañas de sus marcas distribuidas Bollinger y Ayala. También, como cada primavera, para comentar las nuevas y proyectos de la empresa, que remodela estos días su equipo técnico con enólogos del prestigio de Xavier Ausás (ex Vega Sicilia), incorporado como asesor a la bodega de Rioja, o Susana Pérez (ex Viña Nora), quien toma las riendas enológicas de Pazo San Mauro en Rías Baixas. Al frente de Conde de San Cristóbal (Ribera del Duero) continúa Jorge Peique. “Lo que buscamos”, expuso Jordi Vinyals, director general del grupo, “son profesionales que puedan responsabilizarse de los vinos en todas sus fases, desde el viñedo hasta el mercado”.
Los anfitriones nos recibieron con una copa de Ayala Blanc de Blancs 2007, un champaña fresco y chispeante, con abundantes notas florales y cítricas, perfecto para acompañar cualquier aperitivo. Estupendo preámbulo del Bollinger La Grande Année 2005, un espumoso maduro y en plenitud, de nariz extraordinariamente rica en matices (confitura de naranja, cabello de ángel, frutos secos) y paladar de seda, profundo y de gran persistencia, como corresponde a una de las añadas más interesantes de los últimos tiempos en las riberas del Marne.
DULCES TANINOS. Mucho más apacible, sin duda, que la 2013 de Rías Baixas, cosecha calificada oficialmente como muy buena, con una maduración retrasada por el frío y la lluvia, salvada finalmente por un verano seco y relativamente caluroso. Viñas viejas de albariño y loureiro (esta última, sólo un 10 por ciento) están en la base del blanco Sanamaro 2013 (Pazo San Mauro) que abrió la serie de vinos tranquilos del almuerzo. Nariz expresiva (albaricoque maduro, cítricos, eucalipto) y sorprendentemente joven, seguida de un paladar firme, dotado de una notable acidez que lo hará crecer en la botella.
Dos tintos de la casa madre riojana, Marqués de Vargas, para coronar la sesión. En primer lugar, Selección Privada 2010, un vino sin fisuras ensamblado con un 63% de tempranillo, un 25 de cabernet sauvignon, garnacha, mazuelo. Procedente de una selección de uvas de las parcelas El Cónsul, Terrazas y La Misela, con cepas de más de 40 años de edad media, maduró 23 meses en roble caucásico, responsable de sus dulces y pulidos taninos. Limpias notas de cacao, after eight, frambuesa y vainilla configuran una nariz moderna y atractiva, seguida de un paladar gustoso y amable, redondo a más no poder.
Y, para terminar, el top de gama, Hacienda Pradolagar 2010, fruto de un amplio elenco de variedades entre las que predominan la tempranillo y la cabernet sauvignon (esta segunda en menor medida), procedentes del viñedo La Victoria, apenas tres has que son el ojito derecho de la propiedad. De edición muy limitada –apenas 10 barricas de roble francés en las que permaneció 24 meses-, nos llamó la atención la poderosa estructura de su paladar -donde también es fresco, amplio y largo, interminable-, tras una intensa nariz de notable complejidad, en la que se entrelazan aromas de clavo y mentol con un fondo de bosque umbrío que recuerda la trufa negra. Cinco vinos más que interesantes, cada uno en su estilo, que los buenos aficionados harían bien en rastrear.