No es la primera vez que se plantea en nuestro país la necesidad de políticas y mecanismos administrativos encaminados a reconocer y fomentar la labor de aquellos viticultores y elaboradores que defienden la singularidad de sus parcelas y sus vinos, como base necesaria de la calidad. Sus esfuerzos chocan contra poderosos intereses creados alrededor de la bebida de Baco y casi siempre acaban por diluirse en indicaciones de origen genéricas que miden por el mismo rasero los vinos excepcionales y aquellos otros cuya máxima aspiración es acudir al mercado bajo el paraguas protector de un sello colectivo. Por eso nos parece de interés publicar hoy el manifiesto salido de una mesa redonda celebrada el pasado mes de noviembre en el Club Matador de Madrid, que ya cuenta con la adhesión de numerosos profesionales de los distintos estamentos del sector.
Manifiesto Club Matador
España es el país de Europa con mayor riqueza en biodiversidad y paisajes, pero al mismo tiempo es también uno de los más cuestionados en cuanto al respeto y conservación de su entorno se refiere. El mundo del vino no es una excepción.
El sistema de denominaciones de origen ha sido eficaz para poner las cosas en su sitio desde el punto de vista del origen, pero no ha tenido como objetivo la diferenciación de los suelos y los paisajes ni ha abanderado la doctrina de la calidad. En España se han desarrollado políticas para convertir nuestro viñedo en el mayor del mundo, pero no ha habido acciones encaminadas a convertirlo en el mejor.
Sin embargo, tenemos la historia, los sitios y también la pasión necesaria para sacar adelante las mejores parcelas y los lugares más excepcionales.
Por esta razón, creemos que es necesario realizar cambios profundos y abrir un nuevo camino que permita poner en valor el indudable patrimonio vinícola que tenemos. Debe ser un cambio global que afecte a todos y cada uno de los estamentos del sector, desde los productores hasta la Administración.
Todos los grandes vinos del mundo son el reflejo de viñedos excepcionales. Por eso las más prestigiosas zonas vinícolas han legislado siempre partiendo de esos viñedos extraordinarios, con objeto de defenderlos y protegerlos.
Estamos convencidos de que la mejor forma de identificar los vinos en relación a su origen, calidad, identidad y autenticidad es promoviendo una estructura piramidal. En la base estarían los vinos elaborados con uvas procedentes de cualquier lugar de las denominaciones de origen, después los vinos de pueblo y, en la cima de la pirámide, los vinos de parcelas.
Todos los productores saldrán ganado. Pensamos que subiendo el listón y exigiéndonos más podremos mejorar, seremos capaces de explicar mejor la realidad vinícola de nuestro país y ayudaremos a vender mejor el resto de los vinos.
Por todo ello, pedimos a los Consejos Reguladores que sean sensibles a la nueva realidad vitivinícola que está aflorando en España y que ayuden a mostrar la diferenciación dentro de cada una de las denominaciones existentes en nuestro país. Porque sabemos que esa diferenciación es el principio de la excepcionalidad y porque el movimiento de los vinos de terruño es imparable y se perfila, además, como el mejor camino para lograr que el vino español sea cada vez mejor y más apreciado.
Madrid, noviembre 2015
Totalmente de acuerdo, aunque sepa poco de vinos …
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completamente de acuerdo, amigo
jUAN Barbacil
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