El chef Jordi Cruz, padrino de lujo para el nuevo vino. / CODORNÍU

El restaurante Punk Bach (Pº de la Castellana, 74. Tel: 91 562 09 63) fue el escenario escogido por Cordorníu para presentar en Madrid su primer vino tranquilo (no espumoso) elaborado dentro del histórico recinto modernista de Sant Sadurní d’Anoia, hasta ahora sancta sanctorum de los cavas de la firma. Se llama Viñas de Anna (“en homenaje al cava Anna de Codorníu”, según sus autores) y nace apadrinado por el triestrellado Jordi Alba, uno de los cocineros más célebres de la escena culinaria de nuestros días.

Se trata de un blanco de base chardonnay, a la que se añade cierta proporción de moscatel, y sale al mercado en dos versiones. Una, en botella opaca de color blanco –como el cava Anna de Codorníu en el que se inspira-, dirigida a la restauración, en la que la uva moscatel representa un ocho por ciento. Y una segunda, en recipiente transparente, destinada al comercio tradicional, en la que la participación de la variedad de uva minoritaria alcanza  el 14 por cien.

En ambos casos hay que hablar de una nariz fragante, con abundante fruta (manzana, melón) y recuerdos de flores blancas, seguida de un paladar goloso, incluso un punto abocado, con abundante cuerpo y volumen. Un vino concebido para gustar a todos los públicos, como reconocieron sus artífices, aunque si hubiera que elegir, nos quedaríamos con el plus de complejidad, o riqueza de matices, que presenta el que incorpora una mayor proporción de uva moscatel.