Una muestra más de la riqueza del patrimonio aceitunero de la Comunidad Valenciana. Recibe también el nombre de Alfafara, que coincide con el de la localidad en la que se sitúa su origen, en la comarca alicantina de l’Alcoià, desde donde se extendió a la vecina del Comtat y la cuenca alta del río Vinalopó. Hoy la encontramos también en territorios de la provincia de Valencia como La Canal de Navarrés y los valles interiores de Albaida y Ayora, entre otros. Los árboles que producen esta variedad, vigorosos, de porte abierto y densa copa, suelen tener ramas alargadas que descienden hacia el suelo.
Las aceitunas son de buen tamaño, ovoidales y asimétricas, con el pezón bien marcado, y tras el envero adquieren un característico color azabache con tintes rojizos. Se trata de una variedad muy productiva que pertenece al grupo de las de ciclo tardío y maduración lenta. El fruto proporciona un rendimiento graso considerablemente elevado y, a la hora de la recolección, se resiste a ser arrancado del árbol, tal vez una de las razones del declive de su cultivo. Con él se elaboran aceites de magnífica estabilidad -debido a su alto contenido en en ácido oleico y polifenoles-, de color verde intenso, perfumados y no exentos de delicadeza cuando son cuidadosamente elaborados.