Alto de la Caseta 2012: ENOLOGÍA DE PRECISIÓN

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La barra de A’Barra, escenario de la cata de Bilbaínas. / BACOMANÍA

Presentación, en primicia, de la añada 2012 de Alto de la Caseta Viña Pomal, el primer vino de Bodegas Bilbaínas, la emblemática firma del Barrio de la Estación de Haro (La Rioja). Explicaciones a cargo de Diego Pinilla, enólogo de la casa desde hace 10 años, y escenario de lujo: el espacio A’Barra Gastronómica (Pinar, 15. Tel. 91 021 00 61. Madrid) del último proyecto restaurador capitaneado por José Gómez, Joselito, en el chalet que ocupó el legendario El Bodegón.

AC_10Última entrega –cosecha 2012–, decíamos, del vino más especial de la centenaria bodega de Haro. Se trata de un tinto de edición muy limitada –apenas 2.100 botellas– procedente de tempranillo de una parcela de dos hectáreas y media dentro de la legendaria Viña Pomal que da nombre al vino más conocido de Bodegas Bilbaínas. Un promontorio de suelos pobres y cascajosos dentro de una finca en la que predominan los arcilloso-calcáreos que definen el opulento talante del citado Viña Pomal. Selección natural de racimos seguida de un riguroso filtro en la mesa de selección de la bodega. Las condiciones ideales para la obtención de un tinto fino y de sólido esqueleto, especialmente dotado para desafiar tanto la crianza en roble nuevo francés como el paso de los años en la botella.

En la nariz es como la antítesis de los tintos riojanos que triunfaron a finales de los noventa bajo la etiqueta alta expresión, cuando la primera de nuestras zonas de tintos jugaba a medir su musculatura con la de los riberas de gimnasio. Es delicado y floral, balsámico y fino, lleno de sutilezas pero con suficiente carácter como para no sucumbir a 20 meses de barrica nueva. En boca, lo mismo. Directo, jugoso, equilibrado, dotado de unos taninos firmes –aunque nada violentos– que lo conducirán a su cenit en unos años. Saldrá a la venta –por unos 60 euros– en poco tiempo.

PARCELAS SINGULARES. “Alto de la Caseta”, explicó Pinilla a los presentes –el gotha de la prensa madrileña del vino, más o menos–, “es un buen resumen del trabajo que hemos venido haciendo durante los últimos años en Bodegas Bilbaínas. Identificación de parcelas singulares, vinificaciones por separado y tratamientos enológicos adaptados a las características de cada añada”.

Por eso quiso aprovechar el encuentro para mostrar la evolución de las anteriores tres cosechas de la marca: un 2007 de corte algo más clásico que nos encantó –maderas preciosas entre notas de frutilla negra y especias; paladar suave y vivo, estupendamente cincelado-, un 2008 que nos pareció algo tocado por la madera, aunque ésta no llegaba a ocultar unos interesantes matices de flores azules y toffee, y un magnífico 2010 –aunque algo cerrado, hay que esperarle en la copa un cuarto de hora–, suavemente especiado –vainilla, nuez moscada, cacao- y con suficiente esqueleto para seguir creciendo bastante tiempo en la botella. Tan sólo cuatro vinos en 10 cosechas hablan en favor de la seriedad de un proyecto.

No terminó aquí la sesión de cata. El magnífico menú de 14 tapas, platos y postres preparado por Juan Antonio Medina (ex Zalacain) –memorables el flan de changurro con aromas de jerez y lágrimas de apionabo, el buñuelo de camarones con alioli y sal de algas, la cresta de gallo en texturas y salsa picante… habrá ocasión de hablar a fondo otro día–, ese largo y espléndido menú, veníamos diciendo, fue una coartada perfecta para descorchar algunas botellas fuera de programa. Como el más que interesante cava Viña Pomal (una garnacha tinta en blanc de noirs, a la champanesa) con el que los anfitriones recibieron a los convocados o un no menos expresivo y elegante garnacha 2012 surgido de la fragmentación del viñedo en la que los técnicos de Bilbaínas han venido trabajando los últimos años… En fin, grandes vinos y compañía gastronómica a su altura. Un inmejorable final para uno de los cursos enológicos más trepidantes que recordamos. Mini_baco_invertido

Un pensamiento en “Alto de la Caseta 2012: ENOLOGÍA DE PRECISIÓN

  1. Está claro que un vino al que se le dedica tiempo y esfuerzo presenta unas cualidades especiales. Creo que Bodegas Bilbaínas ha acertado con su selección de caldos de estos últimos años. En Rioja parece que se está volviendo a los perfiles de sus vinos pasados.
    Y qué decir de catar el vino in situ, donde ha nacido y criado. Además del acompañamiento.
    Muy interesante.

    Un saludo,
    Aitor

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