En las barras más refinadas vuelven a estar en boga los brandies singulares. Pocos placeres hay como una copa del clásico destilado de vino para la sobremesa. Entre los más buscados, algunas marcas que sobrevivieron a la hegemonía casi absoluta que ejercieron sobre el mercado español durante décadas los obtenidos en las bodegas jerezanas y del Penedés. Una familia de espirituosos de acusada personalidad, como este Príncipe de la antigua destilería malagueña Larios, hermano del célebre 1866 y continuador de una estirpe de nombres ilustres como Constitución (elaborado en El Palmar, Murcia), Peinado (Tomelloso, Albacete) o Luis Felipe, embotellado por Bodegas Rubio en la comarca onubense de El Condado. Príncipe se obtiene por doble destilación de vinos blancos en alambique discontinuo y posterior envejecimiento durante cuatro años en botas jerezanas de roble americano. De color ámbar oscuro, la nariz transmite sensaciones que recuerdan las especias (vainilla, canela, clavo) y la ciruela negra, mientras que su boca es suave y acariciante, con un grato final que recupera los matices especiados de la nariz.
(Enero 2014)